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Falta de vitamina D: causas y consecuencias

La vitamina D ejerce numerosas funciones en el organismo. Sin embargo, los estudios demuestran que a la población le falta vitamina D. Descubra la importancia de esta vitamina para la salud y el riesgo de un déficit.

Los beneficios de la vitamina D para la salud

La vitamina D es una vitamina que ejerce una función importante en el organismo, en especial sobre la inmunidad y el desarrollo óseo. Contribuye al funcionamiento normal del sistema inmunitario y mantiene unos huesos normales.

 

La vitamina D se almacena principalmente en el hígado. Existen dos formas de vitamina D sintetizada por el organismo, las vitaminas D2 y D3. Estas dos formas no son directamente activas en el organismo. Tienen que ser metabolizadas por el hígado y los riñones, que las transforman en una forma llamada vitamina D activa o calcitriol. Esta forma activa favorece la absorción del calcio y el fósforo en el intestino.

 

El aporte diario óptimo de vitamina D

 

La situación adecuada respecto a la vitamina D se define como una concentración circulante superior o igual a 75 nmol/L (30 ng/ml) determinada al final del invierno o al principio de la primavera.

Una insuficiencia de vitamina D se caracteriza por una concentración circulante comprendida entre 50 y 74 nmol/L (20-29 ng/ml) y el déficit de vitamina D se confirma con unas concentraciones circulantes inferiores a 50 nmol/L (20 ng/ml).

En la población general, alrededor del 40-50 % de las personas tienen una concentración de 25OHD inferior a 20 ng/ml (50 nmol/L) y el 80 % tienen una concentración inferior a 30 ng/ml (75 nmol/L).1

 

La cantidad necesaria de vitamina D difiere según los individuos. En efecto, los lactantes, las personas de edad avanzada y las mujeres embarazadas y que dan de mamar pueden tener necesidades mayores.

 

Las últimas recomendaciones de la Academia Nacional de Medicina francesa indican:

Recomendaciones

Alimentación y exposición al sol: esenciales para la síntesis de vitamina D

 

Con el fin de sintetizar las diferentes formas de vitamina D, sobre todo la vitamina D3, es necesario aportar al organismo una alimentación equilibrada y variada con alimentos ricos en vitamina D.

 

Las vitaminas liposolubles, como es el caso de la vitamina D, pueden ingerirse esencialmente con los alimentos que contienen cuerpos grasos. Entre estos alimentos, se encuentra sobre todo el pescado graso, como arenque, salmón, caballa, sardinas, ostras, y también la yema de huevo.

¿Dónde encontrar la vitamina D en la alimentación?

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El organismo sintetiza vitamina D3 en la piel bajo la acción de los rayos UVB. Una simple exposición de las manos, los antebrazos y la cara durante 10 a 15 minutos entre las 11 h y las 14 h, de marzo a octubre, puede permitir cubrir las necesidades de vitamina D de un adulto sano. Esta exposición al sol (sin crema solar) puede proporcionar del 80 % al 90 % de la cantidad de vitamina D requerida.2

La vitamina D así fabricada por el cuerpo se almacena en diversos lugares (hígado, músculo, tejido graso) y se consume durante el invierno.



Las causas de una carencia de vitamina D

El 80 % de la población tiene una concentración inferior a 30 ng/ml (75 nmol/L)3 y las causas de esta carencia pueden ser numerosas.

 

Una exposición insuficiente al sol

Varios factores pueden producir una disminución de la síntesis de vitamina D3 por la exposición al sol. Ocurre, sobre todo, en las personas de piel pigmentada, porque la pigmentación actúa como un filtro para los UVB, y en las personas de edad avanzada, que tienen una menor capacidad para sintetizar vitamina D3.

 

Otros factores, como en caso de contaminación atmosférica o de cobertura nubosa, dan lugar a una exposición insuficiente al sol para todas las poblaciones. El uso de prendas cubrientes o la utilización de cremas solares (índice >15), indispensables en otros aspectos, también impiden la síntesis de vitamina D.

 

Dificultades de absorción del organismo

La vitamina D es una vitamina liposoluble, es decir que es absorbida por las grasas.

El envejecimiento da lugar a una disminución de la absorción intestinal, por lo que la absorción de la vitamina D puede reducirse.1

Por otra parte, algunos problemas de salud pueden favorecer que el organismo tenga dificultades para transformar la vitamina D en una forma activa.

 

Una alimentación desequilibrada

Es importante consumir alimentos ricos en vitamina D de manera regular. Productos lácteos, pescado graso, aceite de hígado de bacalao, yema de huevo… Deben privilegiarse las fuentes alimentarias que contienen cuerpos grasos.

Los riesgos debidos a la falta de vitamina D

En todos los individuos, una carencia de vitamina D puede producir molestias musculares o problemas óseos. La vitamina D contribuye al mantenimiento de una función muscular normal.

En la mujer embarazada y el lactante, la vitamina D es especialmente importante, sobre todo para el desarrollo óseo.

En los niños, un déficit de vitamina D puede dar lugar a problemas del crecimiento óseo.

En el adulto y las personas de edad avanzada, los huesos pueden volverse más frágiles y provocar molestias o caídas menores.

Por otra parte, un déficit de vitamina D podría tener un impacto sobre la inmunidad del huésped.3

Según el perfil, el médico puede solicitar un análisis de sangre para evaluar la concentración circulante y ayudar al individuo a equilibrar sus aportes de vitamina D.

¿Qué hacer en caso de falta de vitamina D?

Puede resultar difícil conseguir una cantidad óptima de vitamina D únicamente por medio de la exposición al sol o la alimentación.

 

En este caso, puede recomendarse la suplementación con vitamina D para equilibrar los aportes. La dosis recomendada varía según los perfiles. De acuerdo con el profesional de la salud, es conveniente adaptarla en función de la situación, sobre todo en las personas de edad avanzada o los lactantes.

 

Los datos recientes sugieren que sería preferible la utilización de dosis diarias moderadas de vitamina D en lugar de dosis altas administradas de manera intermitente. (Gois et al., 2017).

1 Según Souberbielle et al. (2019).

2 Landrier 2014.

3 Gois et al., 2017.