Desde la concepción del bebé hasta la lactancia: vitaminas y minerales esenciales

Durante el embarazo, el peso de la futura madre aumenta alrededor de 1 kg al mes de media entre el primer y el segundo trimestre y después 2 kg al mes a lo largo del tercer trimestre. Esta evolución importante implica un aumento de las necesidades nutricionales. En efecto, la necesidad energética de las mujeres embarazadas aumenta durante el embarazo (en 70, 260 y 500 kcal/d de media en el primer, segundo y tercer trimestre respectivamente) y la lactancia (en 500 kcal/d).¹

En el feto, en el primer trimestre, la calidad de los micronutrientes será importante, sobre todo para la formación de los órganos. En el tercer trimestre, la cantidad de micronutrientes aportados al feto es más importante, en especial para favorecer su importante desarrollo.

Con el fin de ayudar a las mujeres durante los periodos de concepción, embarazo y lactancia, se han formulado varias recomendaciones²:

• Tener en cuenta la importancia de la alimentación de la madre.
• Ingerir una cantidad de folatos (vitamina B9) suficiente o, en caso necesario, recurrir a una complementación.
• Limitar el impacto del tabaco, el alcohol, el estrés y los contaminantes ambientales.
• Prevenir las carencias de hierro, ácidos grasos omega-3 de tipo DHA, vitamina D y yodo.
• Seguir una alimentación variada rica en frutas y verduras.

Por otra parte, se recomienda una alimentación suficiente, equilibrada y diversificada. Esta variedad en la alimentación también permite al niño descubrir los sabores³.

Durante el embarazo, la calidad de la absorción de los micronutrientes mejora⁴ para responder al aumento de las necesidades. Sin embargo, muy a menudo, esto no basta para cubrir el aumento de las necesidades nutricionales, sobre todo de vitamina D, vitaminas del grupo B, DHA, yodo, magnesio y hierro, que se ha identificado en las mujeres embarazadas o que dan de mamar.

El hierro es un oligoelemento esencial para el transporte y el almacenaje del oxígeno en el organismo. En especial, contribuye:

• al metabolismo energético normal,
• al funcionamiento normal del sistema inmunitario,
• y a una función cognitiva normal.

Una mujer de cada 4 en edad de reproducción sufre un déficit de hierro. Las mujeres están más predispuestas a presentar una carencia de hierro debido a las mayores necesidades de hierro durante las pérdidas menstruales, pero también durante el embarazo.

El aporte recomendado de hierro en el tercer trimestre es de 30 mg/d. Algunas mujeres deben ser objeto de una atención especial: sobre todo en caso de obesidad, dieta vegetariana, adolescentes, embarazos muy seguidos o frecuentes y en deportistas de alto nivel.